8 de octubre de 2011

PERSEO



    Perseo, admirado Perseo. Después que cortaste la cabeza de Medusa nadie hubiese pensado que ibas a acabar sobre un muro que mira a un baldío abandonado. Convertido en un animal que deambula entre los dos mundos.


       Los desconocidos que caminan cerca del muro te miran con indiferencia, sin saber que en varias ocasiones salvaste su mundo antiguo e incluso ignoran que llegaste al Hades en vida y volviste, para demostrar que el hombre puede ser corrompido por sus pecados pero aún allí, en la inmunda oscuridad del corazón, es capaz de levantarse con nuevas fuerzas. Este don que hizo temblar a los dioses del Olimpo, ahora convertidos en ruinas y complicadas lecciones de historia, parece olvidada en extensas genealogías que no hacen más que enterrar el brillo que alguna vez tuvimos como especie.
     
     ¿Perseo, en qué te hemos convertido? Simplemente te dedicas a mostrar las garras cuando te sientes amenazado. Entonces aparecen esas manos cariñosas que te rodean y no puedes negar tu conexión espiritual con lo humano que has perdido, porque lo extrañas sin remedio. Tal vez en una próxima vida recuperes tu honor y tu libertad. Pero ahora vives, aullas y te paseas con pasos sigilosos, de habitación en habitación, desconociendo tu pasado. Atrapado entre los dos mundos.




Andrés Benitez

4 comentarios:

Federico Dell'Acqua dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Federico Dell'Acqua dijo...

Que grande Perseo el ramense!!

seba branci dijo...

Buena Perseoooo, abrazo queridisimo amigo.

Anónimo dijo...

Muy, pero muy buena historia, Perseo!!, cuantos Perseos, esperando su camino deambulan bajo este cielo....